nunca
le he pedido que me coma la polla
en
todo caso
he
empujado levemente con el borde de mis palmas
la
barricada de su omóplato
levemente
sutilmente
nunca
he sido demasiado sutil
para
qué voy a serlo si me llamo hombre
si
con el borde de las palmas de mis manos
ya
ordeno levemente
opacamente
hazme
caso balbuceo
sé
líquida pienso
nunca
le he pedido que me haga el amor
ni
siquiera aquella tarde en cartagena de indias
después
de que mis testículos se remojaran en la piscina
o
de que mi hijo riera como nunca
entre
salpicaduras de cloro
era
la hora de la siesta y nuestras bocas olían a lulo
cómemela
podría haber dicho
trágatela está dulce
pero
al final todo cuanto mis manos sostuvieron
fue
el cuerpo inquieto del niño
mientras
ella le cambiaba el pañal
antes
de darle un beso en la frente
y
de que nos quedáramos los tres dormidos
semidesnudos
en la enorme cama de ese hotel
en
el que nunca follamos
pero
donde amé
levemente
torpemente
justo
como ama un hombre
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