jueves, 12 de noviembre de 2020

 

LA PERDIDA DE LA GRAVEDAD

Un viento huracanado golpea con furia mi ventana, estoy tan dormida, que intento levantarme pero sigo acurrucada en la cama, hace frio, hoy es domingo, no tengo que ir a trabajar, sigo disfrutando de esos momentos de edredón, de respiración pausada, de pensamientos nebulosos donde nada te preocupa.

 De nuevo otro golpe, esta vez con mucha más fuerza, doy un brinco ¡joder que susto!, alargo la mano para encender la luz, no encuentro la mesita, alargo el cuerpo un poco más, sigo sin alcanzarla, me alargo tanto que pierdo el equilibrio cayendo de la cama, menudo ostión ¡¡¡

A gatas como puedo me acerco a la ventana, a tientas intento visualizar el cordón de la persiana, que manía de  dormir a oscuras…..mañana dejo una rendija.

Levanto la persiana, la luz de la mañana entra blanca estridente, ¿pero qué está pasando? No puedo dar crédito a lo que estoy viendo.

Miro el techo y allí está la mesita flotando en las alturas,  todo a mi alrededor vuela, miro hacia  la ventana todo flota, ramas de árboles, armarios, sillas,  bragas enormes, quien puede llevar semejante tamaño de braga? Creo que debe ser de la abuela del quinto, de la Señora Carmen,  madre de dios…. Mi mente se enreda en unos pensamientos metafísicos sobre si las bragas serán de la de la Señora Carmen o más bien vienen del edificio de al lado, me vuelvo a acostar, estoy mareada,  miro de nuevo la mesita, el despertador da vueltas sobre sí mismo, mis anillos de plata hacen círculos planetarios, me subo a la cama, me peleo como si fuera un moscardón volador ,cuando le quieren aplastar con la paleta para coger el despertador, al fin lo tengo entre mis manos, pongo la radio.

NOTICIA DE ÚLTIMA HORA:

Un extraño suceso acontece en nuestra ciudad, se ruega encarecidamente no salir de casa, la tierra ha perdido la fuerza de la gravedad, solo podrán estar seguros si permanecen dentro de la casa, ya que los edificios al estar fijados a la tierra, seguirán con fuerza de gravedad , al menos por un tiempo.

Me empiezo a poner nerviosa, sudoración, taquicardia, respiro profundamente…no pasa nada me digo a mi misma…..de nuevo la braga gigante por mi ventana, me armo de valor, doy un salto hacia el techo, alcanzo el móvil que va bailando como un loco por mi estancia, marco su número, no me lo coge, hay dios ,¿ donde estará esta mujer?

Preocupada, salgo al pasillo, llego al des lunado, abro la ventana de la cocina, menos mal que tengo rejas y grito como una posesa ¿Señora Carmen, está bien ¿

-Ay mi niña, menos mal,-me contesta con voz entrecortada- dios te bendiga, ven a por mí que estoy como si fuera un globo descarriado dándome de trompicones en el rellano de tu puerta, en la escalera.

-¡¡¡La madre que la pario¡¡ ¡Señora Carmen -le digo-no se mueva que voy corriendo.

Abro la puerta y me la veo colgando del techo, agarrada a la lámpara del techo de mi rellano.

-parece un helicóptero…le digo, con una risa absurda y nerviosa, pero usted que siempre pone la radio, no se ha enterado de la noticia.

-Hay que cosas tienes mi niña, me dice con una sonrisa, agárrame fuerte de las piernas y tírame hacia abajo que ya no se ni dónde tengo la cabeza…claro que me he enterado ,por eso he bajado a tu casa, para avisarte.

Le cojo por los tobillos, hago un esfuerzo, no puedo, siento que me voy a ir hacia arriba con ella, una fuerza me empuja con una energía desconocida,…. Como si estuviera en un parto, apretó la musculatura vaginal conteniendo la respiración, como si así me pudiera sujetar al suelo con más resistencia.

-Señora Carmen, mire que le he dicho un millón de veces que deje de hacerse tantas tartas, cada día se está poniendo más fondona y eso a su edad y con el azúcar que tiene no es bueno, pero usted ni caso-le grito- por si no me oye desde las alturas.

 Como respuesta obtengo una gran carcajada, y encima no se toma nada en serio, le digo.

Con una mano me cojo al pomo de la puerta con la otra le agarro la pierna, veo que mi cuerpo se eleva, estoy  empezando a ondular, ufff, un sudor  frio me recorre el cuerpo, más taquicardia debo ir por 130 pulsaciones, me ahogo…mi respiración se acelera como un turbodiésel, me siento que empiezo a ser un globo aerostático redondo, esponjoso, muy ligero, con muchos colores.

De repente oigo un golpe seco contra la pared del rellano, es Agustín el de la puerta  cuatro, lo que me faltaba, pero en este edificio habrá alguien normal, este seguro que no se ha enterado, de repente lo veo que se eleva también hacia arriba, ay que joderse, se engancha del mismo modo a la lámpara y se ponen hablar los dos como si nada estuviera pasando, les grito un poco fuera de mí: Pero vosotros dos creéis que son momentos para cotilleos?

- ¡ay hija que le ha abandonado la mujer a Don Joaquín, el de la puerta ocho, pobre hombre que esta desecho me responde Agustín.

Y a mí que me importa, no estamos ahora para tonterías, les digo chillándoles con todas mis fuerzas.

-¡ay amor, no me chilles que tengo resaca y vas a despertar a mi novio, que anoche cogió una que no veas, lo bien que lo pasamos.-me responde Agustín descojonándose en mi cara.

Les chillo, ya muy enfadada.

- pero no os dais cuenta que esto es muy, que esto es muy serio……

No parecen oírme, siguen los dos con sus tonterías, ahora se ríen con más fuerza, se cogen de la mano y se ponen a tararear una canción, intentan bailar con las manos cogidas.

 

-Parecéis dos niños…

 

Cierro la puerta dando un gran portazo, me siento en el suelo pegada a la puerta, oigo sus carcajadas, Agustín le cuenta la juerga de la noche, Doña Carmen se parte, yo no sé si reír o llorar, pero opto por reírme como hacía tiempo que no lo hacía, ya no hay nada más que hacer  que reírse, el mundo se termina.

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