Laura es una mujer soltera de 36 años que vive en en Mallorca en un piso precioso con vistas al mar, con un amplio balcón donde se tumba en una cómoda hamaca al sol, disfruta de su libertad e independencia.
Es una mujer de constitución atlética y robusta, tez pálida, ojos claros y melena rubia lisa. Es una mujer atractiva de fuerte carácter. Una mujer independiente. Tras esta apariencia de mujer fuerte se esconde una mujer sensible, algo melancólica e insegura. Con la mirada fija y perdida en el movimiento ondulatorio del mar Laura entra en un estado hipnótico y se pregunta por qué sus relaciones de pareja fracasan. Intuye que sus dificultades con los hombres tiene que ver con el hecho de que discutió con su padre hace ya dieciséis años y no ha vuelto a verle ni hablar con él.
-Es mucho tiempo, piensa Laura entristecida mientras mira el mar.
Suena su teléfono. Laura se sobresalta, está esperando una llamada importante del hospital. Corre desde el balcón al comedor que está contiguo y alcanza a cogerlo justo a tiempo. Tras unos minutos de conversación Laura cuelga el teléfono y desbordante de emoción comienza a gritar Si! Sus ojos se empañan de la emoción.
-Ahora a esperar—dice Laura
Anota con el pulso tembloroso en su diario la próxima cita : 16 de Julio, a as 11h.
Vuelve al balcón y se tumba de nuevo en la confortable hamaca, su mirada fijada en el azul intenso y brillante del mar. Entra en un estado de ensoñación.
--Siempre el mismo sueño que se repite una noche tras otra—dice Laura
-- Sueño con su piel suave, su dulce olor, su tierna mirada... deseo que llegue la noche siento una profunda paz. Estos sueños son reales.
Cada mañana al despertar Laura se enfrenta a la misma tristeza, decepción y frustración, día tras día.
--ha sido sólo un sueño—dice Laura
--No entiendo que me está pasando. Necesito ayuda. Esta obsesión me va a volver loca—dice Laura
--Esta pulsión desenfrenada que no cesa de latir en mi cabeza, odio esta obsesión que me secuestra durante el día y por la noche se introduce en mis sueños—dice Laura
--Todos estos pensamientos... imágenes, me veo a mi misma embarazada o pariendo, también por la calle mis ojos cual radares captan a todas las mujeres embarazadas de entre la multitud –dice Laura—Siento envidia, es horrible, me avergüenzo.
---¿Como lograré ser madre si no tengo pareja?--Se pregunta Laura
---Me puedo poner en tratamiento--pero ¿como voy a ser capaz de criar yo sóla?--dice Laura
-- La maternidad es demasiado sacrificada! Me gusta mi independencia y mi libertad –dice Laura
Transcurrieron unos años, por fin había conseguido dejar de soñar con recién nacidos pero seguía enfrentándose cada mañana a su obsesión. Ahora que los sueños habían cesado, aparecían dos voces insistentes y repetitivas en su interior cada una de ellas afirmando y gritando sus razones en pro y en contra de ser madre. Aparecían en cualquier momento y lugar, interrumpían su actividad, poco importaba si estaba trabajando, de vacaciones, cocinando, duchándose, con amigos...las dos voces luchaban entre ellas. Laura estaba disociada, triste, cansada. Se sentía en una encrucijada. Una obsesión insaciable, devoradora que dejaba a Laura exhausta. Laura se preguntaba a donde había ido su alegría, ilusión y pasión por la vida. No podía seguir así. Se armó de valor. Reunió el coraje necesario para tomar una decisión. Decidió que sería madre y se puso en tratamiento de fertilidad al cumplir los 39 años.
Al tomar la decisión su alegría retornó, estaba de nuevo ilusionada. La vida volvía a tener un nuevo sentido. Tomó conciencia que estaba a punto de dar un salto al vacío, tras la llamada del hospital que le anunciaba que en sólo cuatro días le harían la transferencia embrionaria.
Dos semanas después de la transferencia le hicieron la prueba de embarazo.
Laura no podía creerlo, el resultado era negativo. Debía de haber un error. Algo en su interior estaba muriendo. Todas sus ilusiones desvanecidas. El tiempo pasó, la rutina dio paso a una nueva calma en su vida que disipó gradualmente la tristeza y el dolor.
--“ser Mujer y Madre” no es lo mismo—dice Laura
--Tal vez la Humanidad confunde estos dos términos porque las dos palabras comienzan por “M” no sólo en español, también en ingles (mother/ motherhood) en francés (Mére /Matenité) y seguramente en muchos otros idiomas-- dice Laura y se ríe alegremente.
Sofia
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