SILENCIO
A través del gran ventanal veo el rojo horizonte, por él ha entrado el sol; la penumbra azul se va metiendo en el aire, despacio, con sutiles capas, despacio va cubriendo el rojo para convertirlo en noche oscura; como si el tiempo estuviera imitando un cuadro de Mark Rothko. Tengo que trabajar mucho para conseguir algo así en mis próximos lienzos; cueste lo que cueste. Ya está en las nubes como siempre, pensando en esos puñeteros cuadros que pinta donde no hay nada, solo un color encima de otro, tapando uno con otro. Cuando la conocí, sí que había cosas en ellos que uno podía reconocer y tenia mucho éxito; pero ahora nada de nada, y encima no los vende. Ademas, cada vez cuida menos de su aspecto y ya no puedo llevarla conmigo cuando necesito que mi mujer me acompañe. No se que es lo que busca. Deslizo la mirada para encontrarme con él, sentado frente ami en el sofá de terciopelo amarillo; sus ojos están fijos en mi, pero no me ven. Siento mis voz como un tañido que me invade diciendo: Veo tu silencio y... Él, el silencio no se ve, se OYE. Si lo escucho desaparece, y, DUELE; vuelvo la mirada hacia el horizonte, la oscuridad ha conquistado el aire; y, prendidos en el frio cristal estamos los dos.
Pepa López Albelda
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