jueves, 29 de octubre de 2020

OBSESIÓN

 Cuando le propusieron que hablase sobre aquello que le obsesionaba parecía que hubiesen acertado de pleno en aquel tema que más le costaría desarrollar.

Una cosa estaba clara, al observar la "obsesión" en la distancia podía encontrar multitud de ejemplos sobre esta tanto positivos como negativos. ¿Qué había de malo con estar obsesionado con la salud? ¿Qué había de bueno con estar obsesionado con el alcohol? Pero, analizándolo más minuciosamente, se dio cuenta de que por más que una obsesión pudiese calificarse de buena o mala, aquello que realmente la convertía en un infierno para la persona era su grado de intensidad, porque la obsesión no tenía porqué ser un defecto: todo el mundo que conocía, pensó, tenía pequeñas obsesiones, y estas no tenían por qué ser un lastre para el modelo de vida que llevaban. A menos que les ocurriera como a el mismo, que estaba obsesionado intensamente con la estética, la limpieza del hogar, las dietas milagro, los estupefacientes, la comida basura, el ahorro económico, la compra compulsiva, las vidas ajenas, la puntualidad, la perfección en el trabajo, la pornografía, las relaciones sexuales, las redes sociales, las fiestas extravagantes, los objetos de usar y tirar….


OBSESIÓN (Cristina)

 Según el diccionario, obsesión, es una perturbación anímica, que se origina, por una idea tenaz, que persiste, en la mente del individuo, lo que implica una preocupación permanente, en relación a una cosa.Eso, describe, lo que siento, al enfrentarme por primera vez, a una hoja, en este caso, pantalla, en blanco, en algo que no se relaciona, ni con estudios, ni con trabajo, ¿qué escribo?, ¿por dónde empiezo?, la mejor manera , creo, es empezar, y enfrentarse a ello. Siempre se ha dicho, que si lees mucho, te será fácil escribir, que las palabras fluirían, que las páginas se sucederían unas tras otras, pero no es así.,al menos en mi caso.Me considero, un gran lectora, en mi casa, decían que antes de saber leer, ya iba cargada de libros de un sitio a otro, aprendí muy pronto a leer, porque siempre, me obsesiono descubrir, que se escondía detrás de esas páginas, que mundo , nuevo y sorprendente, se iba a abrir ante mi, viajar, al pasado y al futuro, vivir las aventuras más insospechadas, descubrir todo un mundo diferente, sin moverme del sillón, el siguiente paso, era intentar, crear el mío, propio. Me obsesiona, ¿qué escribir?, ¿sobre qué?, ¿cómo se empieza?, ¿por dónde se termina?, ¿ estará bien?, ¿quién lo leerá?, ¿que opinaran,? es un run, run, que no cesa, y te hace postergar, una y otra vez, el momento, de enfrentarte, a ello.Esta obsesión, preocupación permanente, por un tema, te hace sufrir, salir de tu zona de confort, sin saber, muy bien, porqué,,y con la incertidumbre, de no saber, como hacerlo, aunque , me queda la esperanza, de pensar que la mejor creatividad, es el resultado de unos buenos hábitos de trabajo.

jueves, 22 de octubre de 2020

 LOS MIÉRCOLES LENTEJAS.

"Peliagudo, lo suyo es un caso peliagudo". Estas palabras, que le había dicho su terapeuta, resonaban en su cabeza mientras se lavaba los dientes por cuarta vez aquel martes de otoño. La imagen que le devolvía el espejo era la de una persona responsable y ordenada. No había más que ver su cuarto de baño con sus siete estanterías rotuladas con los días de la semana.

Se limpió los dientes con el cepillo amarillo, como correspondía al cuarto cepillado de dientes del martes: tenía veintisiete cepillos de dientes para la semana: gastaba cuatro diferentes todos los días y los domingos, como no merendaba, sólo gastaba tres. Nunca gastaba el mismo cepillo el mismo día (azul: desayuno; verde: almuerzo; rosa: merienda; amarillo: cena).

Recorría el largo pasillo desde su preciado cuarto de baño al salón y no entendía porqué su familia lo obligaba a asistir a terapia; no concebía porqué le llamaban obsesiones a sus costumbres; no comprendía que su costumbre de comer lentejas los miércoles fuera un trastorno obsesivo compulsivo. Llegó al salón y, mientras ordenaba todos los cojines de los dos grandes sofás, le preguntó a su mujer:

 -¿ Cariño, has puesto las lentejas a remojar?

 - No, mi amor, se me ha olvidado- contestó su mujer con cierta sorna mientras disfrutaba (o lo fingía) de su reality preferido de televisión.

Él no alcanzaba a comprender la falta de consideración hacia sus costumbres, y en especial a la de comer lentejas los miércoles. Ella sabía de los antecedentes familiares de él; conocía los problemas de colon de sus padres y de dos de sus hermanos.

 - A mí no me hables con ese tono condescendiente, y mucho menos te burles del cuidado que le doy a mi colon para esquivar el destino familiar- le espetó él.

Aquel miércoles de otoño decidió demostrar a su familia que lo de comer lentejas los miércoles no era una obsesión. Su familia, que siempre había viajado con los botes de lentejas correspondientes a los miércoles que estuvieran de vacaciones, no daba crédito cuando ese miércoles él no comió lentejas.

Quince años después, en la cama del hospital en el que le administraban cuidados paliativos para soportar el dolor del cáncer terminal que padecía, pensaba en aquel miércoles que no comió lentejas y pensó que su situación se debía a aquel miércoles  en que se saltó su costumbre para demostrarle a su familia que no era una obsesión.

Miró el pequeño escritorio de la habitación del hospital y se puso a pensar en palabras con las cinco vocales: estadounidense, universitario, grandilocuente, peliagudo... Esa era la única obsesión que él se reconocía: comenzar sus afamados relatos con una palabra con todas las vocales. Y se puso a escribir.




Conciliábulo:  OBSESION.

OBSESION



Cambio de postura por cuarta vez, pero no logro entrar en el sueño. A mi lado él protesta, !estate quieta y duérmete, ya!, dice, pero no puedo, pienso, y pienso en ella, lleva tres días sin llamar, sin, decir ni una palabra, solemos hacerlo cada día, pienso, que dijimos, hago ejercicios de relajación, los aprendi hace años, para el parto de ella, no consigo la calma, el cuerpo me duele, como si una red interna se encogiera dejando sin espacio todo mi ser, ocurre siempre que algo me inquieta, ocurre a menudo, demasiado a menudo, sin que pueda controlar, o, saber el motivo que lo provoca, hoy si lo se, ella sigue sin decir nada, pienso, algo habitual no ha estado en esos días, pienso, días que transcurren por mi vida con imperceptibles cambios, los veo en el espejo, pienso, recuerdo, mi imagen anterior, un dolor nuevo se posa en mi cuerpo, se queda, pienso, cada día, despierto a la luz del amanecer, entra por la ventana el sol, con los ojos cerrados recorro mi cuerpo, detecto el dolor que el sueño no ha borrado, pienso, cumplir las tareas de casa, limpiar el polvo que solo yo veo, ordenar el desorden, busco un orden mejor, pienso, las noticias, los peligros acechan por todas partes, pienso, respiro hondo, aireo la angustia, pienso, dar un largo paseo, busco avenidas, parques, lugares donde hay arboles, pienso, lo sedientos que están, veo sus ramas rotas por el viento, nadie les limpia, quisiera hacerlo yo, no puedo, pienso, al atardecer, ella vuelve a su casa, llama, o, llamo yo, hablamos siempre de las mismas cosas, la última vez fue distinto, pienso:

¿Como estas? , digo

Mal, me ahogo, casi no puedo respirar, dice

Tienes que aprender a relajarte, digo

No puedo, me duele todo, dice

Has de distraer tus pensamientos , digo

No puedo, me ahogo, dice 

Llevas mucho tiempo así, dije 

Años, como tu bien sabes, dijo 

y se hizo el silencio

Entonces, es que han salido mal los análisis, dije

No, los resultados dicen que no tengo nada, dijo

Entonces es que no tienes nada, dije

silencio al otro lado, luego

No, seguro, tengo algo que todavía no han descubierto, dijo

¿Por que tienes que pensar eso? dije

Hoy me ahogo mas que nunca, dijo

¿Que ha dicho el medico? dije

He tenido mucha suerte, es una medico buena, ha estado hablando con migo una hora, dijo

Entonces te ha tranquilizado, dije

No, dijo que puede ser ansiedad por un trauma vivido en mi infancia, es cierto le he dicho, ha recetado un antidepresivo, mientras hacen mas pruebas, no pienso tomarlos, dijo

Entonces no tienes derecho ha quejarte, dije

Tu también tienes dolores, ¿que haces? dijo

Hablo con ellos, los dejo arrinconados, pienso intensamente en otra cosa, dije

!Siempre has hecho lo mismo!.! Nunca tratas de entenderme! estoy sola, mi marido se ha ido, dice que no puede más, tu nieto también, ha ido a vivir con unos amigos, yo me ahogo.

Luego, el silencio.


Pepa Lopez Albelda


octubre 2020


Obsesión

Obsesión 

Isabel pérez 


Mientras lo observaba me parecía estar viendo sobre sus hombros una lavadora blanco desconchado , seca , áspera , cada prenda de ropa golpeaba fuerte contra las paredes con amargura , con dolor , con vergüenza.  Se veía descontrol en su rostro ,fiel reflejo de lo que era su propia vida . 

A pesar de la capa de hielo que nos separaba sentí miedo , el mismo miedo de siempre .

Era una manta suave , cálida , al verlo mi cuerpo se estremecía ante la necesidad de tenerlo pegado a mi pecho, mojado entre mis piernas , fundirme con él . Mientras yo había dejado divagar mi mente , él ya había planeado con todo lujo de detalles que me diría , el tono que utilizaría , el volumen de su voz , sus matices . Sabia como me miraría , donde situaría  las manos .. llevaba tantos años obsesionado con controlar mi mente que había desarrollado una maestría . 

Me acerqué y mis pensamientos y mi corazón iniciaron una batalla . Intente derretir el hielo con mi corazón y mi mente disparó tantos misiles que mis piernas temblaron . Me senté en mi parte del muro , ahí seguía , congelado , inamovible . 

Respiré aliviada .. 

que hubiera sido de mi si hubiera podido tocarle ??? 

Pero entonces ,  de quién era la obsesión?

Después de todo allí estaba yo sin cuestionarme si era culpable o inocente y sin pensar en hacerle un solo reproche . 

Había llegado hasta allí con angustia , con miedo a no respirar el mismo aire que él , miedo a no oír su voz cada día aunque esa voz sea un ejército de termitas dentro de mi cerebro que están acabando con cada uno de los pilares de mi vida . 

Cuando descolgamos el teléfono , el acercó su mano al cristal , su rostro era la de un niño que sus padres se olvidaron de recoger en el colegio . 

Le correspondí . Sentí morirme por dentro ..

Entendí en ese momento que el tiempo que él estuviera en la cárcel yo estaría en la mía , más oscura , más cruel que la suya . 



Fin 

lunes, 19 de octubre de 2020

 

OBSESION. LA NICOTINA. Inma López

Yo debí nacer con nicotina en el cuerpo. Mi padre, como buen médico de la época, fumaba tres paquetes diarios de ducados.  Murió, por supuesto de infarto de miocardio, pero la verdad es que nunca supimos si fue a causa de una obstrucción de sus arterias coronarias o por aguantar a mi madre, que fue su mujer durante 50 años, y era la mujer más pesada que conozco del mundo (hasta mi abuela que era su madre  lo decía.) Sin embargo, contaba con la aprobación de mi madre y le permitía fumar siempre (cosa rara porque a ella, a mi madre, le molestaba todo… y  cuando se dice todo era todo).  Era una mujer que nació diciendo nunca seré feliz y así lo hizo, se podría decir que era de un carácter firme.

Pues eso, mi padre “se tiró” como se dice vulgarmente a la nicotina a los treinta años, y ahí debí entrar yo en escena. Entre mi padre y yo había una conexión extrema, creo que nos protegíamos mutuamente de este maravilloso mundo desde que tengo uso de razón.

Me imagino yo de bebe en su brazo y con el otro su cigarro a tiempo total, meciéndome y contándome sus maravillosos cuentos, claro está que eran otros tiempos, se podía fumar en hospitales, autobuses, aviones, consultas del ginecólogo y como no, en restaurantes y cafeterías…vamos se podía fumar en todas partes, incluso tirarle el humo en la cara a quien te diera  la gana no estaba mal visto, nadie se cagaba en ti lo más mínimo. En resumen,  yo creo que nací ya con síndrome de abstinencia. Si me hubieran hecho un estudio, la nicotina me saldría por las orejas, y claro,  cuando en mi adolescencia me fume mi primer cigarro, firme mi sentencia de candidata a drogadicta.

Desde entonces mi obsesión ha sido dejar de fumar. Me levanto diciendo “hoy es mi día”, me acuesto pensando “hoy es el último”, hace 3 meses me compre el Champix y allí se quedó en el cajón de los medicamentos. Lo recupere hace dos semanas, comencé con un halo de victoria, era domingo por la noche me quedaba un paquete de MALBORO y a las 12 antes de acostarme, me fume el que sería mi último cigarro de mi nueva gran vida, cogí el resto del paquete y fui estrujando uno a uno cada cigarrillo con un placer desorbitado, pensé soy la hostia, esta vez lo consigo,  cual drogadicta RECUPERADA , sentí por primera vez odio hacia la nicotina, me vine arriba, mire la basura, allí estaba mi paquete de cigarrillos hechos mierda, torturados por mí misma, no podía salir de mi asombro, la nicotina seria mi enemiga a partir de siempre, ufff casi llore de emoción, tengo que decir que soy de lagrima fácil.

 Pero no caí en que deje escondidos en un cajón dos cigarrillos, la memoria a veces nos pasa malas jugadas, solo los escondí, por si en un caso extremo de ansiedad, tener la seguridad de que no me iría a una gasolinera a por mí droga a las cuatro de la madrugada, mal de tontos…consuelo de algo, nunca consigo decir los refranes como dios manda.

Ocho de la mañana del día siguiente, tras despertarme varias veces por la noche obsesionada con la nicotina, como cual loca en estado de agitación psiquiátrica, me controle , respire, hice meditación, me tome 4 manzanillas, volví a respirar, volví a hacer meditación, hice pilates en el salón, me puse música y baile, caí rendida en el sofá. Pero iba bien …..Hasta que…..

 Ocho y cinco, me hice un café, craso error, como si me hubieran metido un gin tonic en vena, corrí al cajón, me fume a mi peor enemigo. Y vuelta a empezar, hay que ser gilipollas.

“Querrás saber por qué no estoy en casa y por qué no he llamado para avisar de que me iba. Esta noche se me ha aparecido la Virgen y me ha d...