te conocí envuelta
en papel a rayas
instrucciones incluías
poco precisas eran
como pude te planté
sin estar segura
de verte crecer
pero milagros hay
en nuestro caso
abono artificial
y en cosa de días
ya eras trébol
como Dios manda
de cuatro hojas
y suerte dabas
con el día abrías
con la noche cerrabas
como una planta
personificada
y buscando aquello
que mejor te sentara
te dejé a merced del viento
pues mal pensaba
que lo natural se complementaría
mas bien, dañaba
pues un día de sorpresa
te encontré tumbada
tierra y hierba divorciadas
de su maceta plástica y barata
la escena del crimen
más despiadada
y suerte dabas
pero no recibías
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